martes, 24 de junio de 2014




juan sin miedo:
o la intuición de la bruja















(el cuerpo, el alma y la sombra)


( y nos mea desde las alturas)

7 de noviembre, 2009


entonces vas al parque, ese en donde alguna vez (o más de una vez) te fumaste la vida, te fumaste al aire y cada una de las ramas de los árboles, el sol te está jodiendo y no para de hacerlo, socabrón, sosol. resulta que te prestaron la bici para una vueltecita por ahí, esa bicicleta que tus papás no quisieron regalarte en la navidad pasada, y empiezas a pedalear como esa noche buena que nunca llegó.

una vez aprendiste a andar en una bici, una que no era tuya, quizás era de un vecino, de tu mejor amiga, de ese primer amor que tampoco llegó, y esas cosas no se olvidan, tu sabes, en realidad todo el mundo, pedaleas de a poquito, con miedo, siempre el miedo; ahí está la curva que es casi como el sol, tan jodida, los frenos, los cambios. Cambia (sin espinillas, sin caderas tan enormes como la población de homosexuales que bailan canciones rubias en la noche). entonces no puedes, piensas, es que en verdad no puedes, y te vas encima de la tierra, se te pelan las manos, manos con las estigmas de un santo de alguna provincia lejana y desconocida. miras si alguien se está riendo de ti, nadie te para porque no están tus papás, te gusta putearlos cuando se dan la vuelta, tú les dijiste que no te gustaba hablar con ellos, que ojalá hubieses nacido huérfana. es justo, en ese momento, cuando estás tirada en la tierra, llena de mierda; el momento en que te das cuenta que usaste muchos conectores de negación.