
-¡ So pendejo!.
Grita ella.
Su voz es invaluable. Pero el pendejo no hace más que comprar cosas de segunda mano(se sabe que una vez compró una de décima mano).
- Hey! ya supéralo
Su voz es tan dura como las rocas azotadas por el mar. Los pies del pendejo se detienen y gira su cabeza en cámara len-ta.
- ¿ Qué dices?-frunce el cejo.
- La luz no se va a encender hasta que le cambien la bombilla...
-¡Puta!
-...y sólo así podrás hacer uso del tendido eléctrico-una solemnidad medio patética expulsaban los labios de ella.
-¡Puta!...mi puta. Ni con las coimas de todos los políticos del mundo podría pagar tus servicios.
- No soy tu puta-entorna los ojos- Lo fuí, ya no.
- ¿Y ahora qué eres?
- No , no desvíes tus palabras-dice ella recobrando su postura ás-pera.- Súperala a ella. Y paga la maldita cuenta de la luz, so pendejo!