viernes, 28 de marzo de 2008

Mi cabeza parece una casa vieja y abandonada, con sus muebles tapados por un manto blanco a la espera de que alguien los vuelva a usar. Sus ventanas están empañadas, y sus mugrientos marcos quieren irse del siniestro lugar.


No, no es siniestro, algo retorcido, pero conozco lugares peores. Siempre hay un "más que" el tuyo.

Y desapareciste, sin dejar vestigios de tu existencia. Ni siquiera te escuché cuando me hablaste. La misma hora siempre, más tarde, más temprano, da igual: no estabas.

Oiga! debe ir a ver teatro! (: